En Montenegro Milo Djukanovic continúa legislando. Las presidenciales de abril las ha ganado su compañero de partido Filip Vujanovic, aunque sea por poco y de manera muy cuestionada por su contrincante. Los casi cerca 700.000 habitantes del país quedan a la sombra de un sistema de poder que dura ya décadas y que todo indica, les acompañará también a la Unión Europea.
Vujanovic tiene casi 60 años, y es el jefe de Estado desde hace diez: antes de que Montenegro se separara de Serbia y después –desde 2006– ya como estado independiente. Habría que ir incluso más atrás para resumir los logros políticos de su aliado Djukanovic, primer ministro del 91 al 98, luego presidente hasta 2002 y de nuevo jefe de gobierno en tres ocasiones: 2003-2006, 2008-10 y finalmente desde las elecciones del pasado octubre.
La amenaza de esta continuidad era Miodrag Lekic, hombre de la oposición y ex-embajador del dictador serbio Milosevic. Quería quitarle el puesto a Vujanovic, que le ganó con poco más del 51%, frente al 48,8%. Un resultado muy discutido: los candidatos se han acusado mutuamente de fraude. Según los observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) la votación se llevó a cabo "en su mayor´parte" conforme a las normas internacionales. Lekic ha sacado a miles de personas a la calles, pero no hubo nada que hacer: el nuevo (viejo) presidente es Vujanovic.
Montenegro es uno de los cinco países candidatos a adherirse a la UE, y uno de los tres que formaron parte de Yugoslavia. El camino a Bruselas se ve obstaculizado por la corrupción, los problemas de la libertad de prensa, el crimen organizado: problemas no resueltos tras décadas de dominio de Djukanovic. Con estas elecciones, "un poco" de cambio ha llegado sin embargo, en palabras de Matteo Tacconi del Observatorio de los Balcanes. Esperemos que tenga razón.
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