Escuchar este tema y no estremecerse resulta, prácticamente, incomprensible. Se trata de una de las creaciones tradicionales más sentidas y conocidas del folclore bosnio y, por consiguiente, del universo Sevdah. Sevdalinka de altura, como marcan los cánones y, por consiguiente, conocida con sus pequeñas variaciones en el título: Aj, otkako je Banja Luka postala, Haj, od kako je Banja Luka postala, Od kako je Banja Luka postala, Otkako je Banja Luka postala… Su origen no está confirmado, pero es posible que provenga de una pieza turca (algunos estudiosos afirman que, en la original, la ciudad homenajeada no era Banja Luka, sino Constantinopla), que con el paso de los años fue mutando y adaptándose, sobre todo en la letra, a la idiosincrasia bosnia. Por supuesto, la melodía, faltaría más, invita a pensar que el origen oriental de la composición es evidente.
En cuanto a la versión seleccionada, es difícil encontrar otro
intérprete que desmenuce este Aj, od kako je Banja Luka postala
como el gran Nedžad Salković. Nacido en la localidad bosnia de Tuzla,
este pulcro y académico vocalista comenzó a grabar a mediados de los 60,
siendo todavía adolescente. Increíblemente popular, elegante y refinado,
es un consumado coqueto (no en vano, es conocido como el Príncipe de la
Sevdalinka), y desprende una pasión por la cámara que, en ocasiones,
asombra. Ha recibido, prácticamente, todos los reconocimientos y
distinciones oficiales y cívicos, además de más de una treintena de
premios y galardones en diversos festivales.
Salković vio publicado su homenaje a este himno Sevdah, en 1976,
gracias al sello de la radiotelevisión belgradense PGP RTB (todo un
clásico). Aj, od kako je Banja Luka postala se convertía en
la cara B del sencillo encabezado por la melancólica Idi,
Idi. Ambos temas los grabó acompañado de la orquesta del matrimonio
Radojka y Tine Živković (otros clásicos), apasionados del acordeón,
frecuentes en las sesiones de Salković y de otras figuras de la
sevdalinka.
Como ya hemos avanzado, si nos obsesionamos podemos llegar a
enloquecer buscando revisiones de esta emblemática composición. Pese a
que (ya lo hemos visto) podemos encontrar versiones tituladas de manera
diferente, esas pequeñas variaciones no alteran el significado de su
título, que vendría a ser algo así como Desde que
existe Banja Luka o Desde el momento en que nació Banja Luka.
Efectivamente, su letra, como era de esperar, también conoce diferentes
versiones, que suelen variar, sobre todo, en extensión. La revisión de
Nedžad Salković vendría a ser la más conocida y convencional. Por
supuesto, la acción narrada transcurre en la actual capital de la
República Serbia de Bosnia-Herzegovina, segunda mayor ciudad del país, y
capital también de la región de la Bosanska Krajina. Situada al noroeste
del territorio bosnio, su fundación es antiquísima, y el hecho de haber
crecido a orillas del río Vrbas la dotan de un encanto especial.
Decíamos que entre Banja Luka (o Bania Luka, como aconseja la RAE) y Sarajevo se arma una buena porque, como deja clara la primera estrofa de la canción, desde que Banja Luka existe, nunca había habido una viuda tan bella: nuestra protagonista. Así pues, resulta que esta magnífica dama era la mujer del Beg Dzafer; vamos, la esposa de un mandamás turco de la zona. Así que, cuando éste muere, obviamente, aparecen pretendientes de todas y cada una de las contornadas bosnias. El más importante, parece ser, no es otro que un reputado magistrado de la capital, Sarajevo, que, muy seguro de sí mismo, le pide matrimonio a la señora. Ella, faltaría más, se siente orgullosa y, por qué no decirlo, halagada, pero, y aquí viene la madre del cordero, no siente nada por este juez; ella, por quien realmente bebe los vientos es por un Don Juan de Banja Luka.
En cuanto a la interpretación que nos ocupa, hemos de tener una cosa
muy clara: Salković es todo un experto en lograr cotas de sensibilidad
y, sobre todo, dramatismo, importantes a la hora de ejecutar sus piezas.
Precisamente ese arte es el que consigue que el resultado de esta
interpretación sea tan peculiar: El acompañamiento del matrimonio
Živković es sencillo, pero tremendamente efectivo, sustentando, sobre
todo a golpe de acordeón, la línea vocal de Nedžad, brindando las
transiciones, doblando la voz, acabando las frases… Mientras tanto,
nuestro gran vocalista es capaz de alcanzar modulaciones, oscilaciones y
juegos entre graves y agudos tan resultones como plausibles. El
resultado, pues, prácticamente impecable, a la cabeza de las incontables
versiones de este clásico entre los clásicos del Sevdah, en la búsqueda
de cuyas diversas adaptaciones podríamos ocupar horas y horas. Desde
interpretaciones absolutamente imprescindibles, soberbias y
deslumbrantes como la de la inmensa Zehra
Deović, apoyada en una instrumentación austera, pero
inolvidable, y la del maestro Zaim
Imamović, a base de pulso y púa; pasando por otras no menos
dignas como la de Muhamed
Sofić o Mustafa
Ezić; homenajes más contemporáneos como el los siempre
solventes Mostar
Sevdah Reunion, incluido en su disco Café Sevdah (Snail Records,
2007), o antiquísimas y curiosas joyas como la cultivada, a principios
del siglo XX, por aquella maravillosa gitana llamada Sofka
Nikolić. Toda una delicia.
Hvala lijepo: Dzana.