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  Actualidad   Balcanes 09/06/2013

Se acerca algo grande

Autor: Eric Gordy

¿Recuerda los años noventa? Fue un momento increíble para los esencialistas. Chovinistas nacionales consiguieron tomar por poco la delantera en la política en la región, pues según "inexpertos" internacionales, sus políticas extremas eran un producto de la naturaleza (algo que funciona de manera diferente en los países de los que no sabes nada, ya sabes), y se salieron con la suya.

Como resultado de ello hemos tenido años de discusiones aparentemente serias acerca de lo que se hacía por "la" (inserte aquí "nacionalidad") para "la" (inserte "nacionalidad", pero con un sentido ligeramente menos despreciable, pero despectivo, aquí). Alguno consiguió incluso algo parecido a un éxito de ventas con esa teoría. ¿Recuerda a Robert Kaplan? Era un hombre que hablaba a un grupo de taxistas que lograron convencerlo de que todo se debe a los fantasmas. Luego escribió este extraño libro que proyecta sus fantasías sobre la geografía en los rostros de las personas que describía. Mientras jugaba con su cigarrillo, hasta el presidente de los Estados Unidos se leyó ese libro. Las grandes noticias son siempre un buen material para los charlatanes.

Esa historia de que todo el que estaba en un territorio determinado siempre se unía por las mismas malas ideas fue muy vendible durante un tiempo. Desde luego, es algo lección útil para políticos carroñeros: si lo que usted quiere es salirse con la suya, diga que es en respuesta a la amenaza a la nación. De esta manera todo el mundo se lo creerá y nadie le exigirá nada, y menos ninguna de las demandas de la gente.

El alegato nacionalista de que monopolizaban el sentimiento de la opinión pública siempre fue falsa, pero por un tiempo fue una estrategia política exitosa. Si alguien buscaba una muestra de que ya no lo era, no hacía falta más que buscar entre las últimas protestas del mes pasado.

En primer lugar en Belgrado, un grupo de partidos de la derecha se unió a una facción politizada de la Iglesia Ortodoxa serbia para organizar una protesta en contra del acuerdo que se había firmado entre Serbia y Kosovo. No reunieron a muchas personas, pero fue toda una sorpresa. Un obispo excomulgado hizo una velada amenaza de muerte al primer ministro, y otro obispo actuó como si la amenaza de muerte ya se hubiera llevado a cabo, haciendo un funeral por el gobierno.

La acogida no fue la prevista. El primer ministro logró ganarse más simpatías preguntándose que habría hecho Dios para merecer tales representantes terrenales. El jefe de la Iglesia se apresuró a declarar que ni él ni la Iglesia tenían nada que ver con la vergonzosa actuación de los obispos. En un análisis Sonja Pavlović catalogó la extralimitada conducta de los obispos, después de una serie de escándalos relacionados con chanchullos de todo tipo en la Iglesia, como un "golpe de muerte para la extrema derecha". Mientras tanto, los caricaturistas en Njuz.net consiguieron titulares como "los hooligans abandonan asustados el encuentro", siguiendo las directrices de los obispos.

Hubo un tiempo en Serbia en que el odio y el miedo eran siempre una receta infalible para el éxito político. Ya no funciona, una vez que las personas han visto que hay una oportunidad para la solución pacífica y algo de esperanza. Los políticos que se niegan a aprender las nuevas reglas pasarán una larga travesía del desierto.

Así que, esta semana ciudadanos de Bosnia volvían a las andadas. El catalizador fue la salud de Belmina Ibrišević, una niña de tres meses que necesita con urgencia seguir un tratamiento médico que sólo está disponible en el extranjero. Pero no pudo hacerlo, ¿por qué? Porque ella no podía obtener un pasaporte o un documento médico oficial, ¿por qué? Debido a que los representantes de las dos entidades que conforman el estado no han podido ponerse de acuerdo sobre el control de la emisión de documentos de identidad a los nuevos ciudadanos, y estos documentos no se han emitido desde febrero. Primero llegaron los ciudadanos de Sarajevo para protestar por el Parlamento, rodeando el edificio con una cadena humana y diciendo a los parlamentarios en el interior que se queden fuera del edificio hasta que no resuelvan el problema. El Parlamento responde con una "solución temporal" que permitiría conceder un número de identificación a la niña en cuestión. Los manifestantes rechazaron la medida y exigieron que el Parlamento se ponga de acuerdo para que el Estado simplifique las tareas más esenciales de su competencia.

Con excepciones dramáticas, entre ellas el presidente del Consejo de Ministros, Vjekoslav Bevanda -hombre fornido, que además se rodeó de guardaespaldas para salir del edificio y meterse en un coche que le estaba esperando, sorteando a los ciudadanos indignados-, un buen número de parlamentarios se mostraron dispuestos a cumplir con las demandas de los manifestantes, en particular celebridades, artistas, deportistas y el alcalde de Sarajevo que vinieron a secundar la protesta. La excepción más destacada fue la de un grupo de diputados de la RS, la más rotunda entre ellos, Aleksandra Pandurević, que afirmó (falsamente) que la protesta era agresiva y estaba dirigido contra los serbios, por lo que buscó garantías de seguridad y escoltas armados para que los sacasen de su lugar de trabajo. Un grupo de policías de fuerzas especiales se abrieron paso, pero por suerte se evitó cualquier incidente potencialmente desagradable. Pandurević junto con sus colegas que decían estar amenazados, fueron ridiculizados sin ambages por personas de todas las nacionalidades en ambas entidades.

Una vez más, los intereses reales están en juego. Nadie estaba dispuesto a creer que el disgusto de la clase política poco preparada para proteger (o incluso reconocer oficialmente) a los ciudadanos más jóvenes del estado fuera otra cosa que el que fue. El esfuerzo para convertirlo en un incidente nacional fracasó.

Si los viejos tiempos nunca fueron lo que parecían ser, ahora la cosa se ha acabado. Cuando funcionaba, produjo una generación de políticos que creían que disparar el resentimiento y el miedo les haría un hueco permanente en el poder. Ahora sus cantos suenan vacíos y su huella permanente está en extinción. Se han convertido en objeto de burla. Están acabados.

Fuente: Artículo cedido por East Ethnia (© Todos los derechos reservados), traducido del original inglés

Enlaces de interés:

Protests in Sarajevo: A Large Part of the Country Recognized the Importance of the Struggle of BiH Citizens

Sarajevo: Protests Continue Over Non-Adoption of Law on JMBG

I.D. Politics: Sarajevo Protest Shows a Weakened State

Actualidad de los Balcanes Sarajevo 06/06/2013

Hare Krishna en Sarajevo, algo completamente normal. Alma, la creyente.

Autores: Gorana Sekulic (texto), Elodie Armand y Maximillian Ulrich (imágenes y video)

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