Castillos medievales únicos se están convirtiendo en centros turísticos con pistas de tenis para atraer a más turistas a Albania. La pobreza generalizada del país, impide a la mayoría de los albaneses debatir al respecto y el liderazgo político no parece dispuesto a tomar cartas en el asunto.
"Somos el último secreto de Europa", dice el ministro albanés de Turismo y Cultura Aldo Bumçi, cuando se reúne conmigo en su oficina en el centro de Tirana.
Me informa que 2,7 millones de extranjeros visitan Albania al año -casi tantos como el número de personas que viven en el país-. No hay duda de que el turismo es importante para Albania, uno de los países más pobres de Europa. La agricultura sigue siendo el sector más importante en la economía puesto que da empleo a más de la mitad de la población, aunque el turismo representa actualmente el 4,6% del PIB, y 140.000 personas trabajan en la industria.
Bumçi habla con alegría y entusiasmo sobre el potencial del país, las majestuosas montañas del norte y los campos de olivos en el sur. Cuando abordamos la cuestión de la sostenibilidad de la industria turística y el riesgo de descuidar el patrimonio cultural de Albania, cambia de actitud. Sus respuestas y su tono se hacen cada vez más abruptos.
"Siempre hay riesgo de esquilmación. Pero le aseguro que este problema es nuestra máxima prioridad", dice.
En otra parte de la ciudad, me encuentro con Artan Lame, director del Centro de Patrimonio Albanés. Desde su oficina, él y el personal a su servicio tratan de hacer que la gente tome conciencia de lo que ocurre con el patrimonio cultural del país.
Artan Lame dice que después de la caída del comunismo, hubo oportunidades para coordinar y planificar el desarrollo del turismo, mientras que se establecía una sólida protección del patrimonio cultural.
"Los políticos pierden esas oportunidades. Todos los gobiernos, sean de izquierda o de derecha, han sido incapaces de controlar el desarrollo".
A lo largo de su trayectoria política -Artan Lame ha sido director de patrimonio cultural en el Ministerio de Cultura y viceministro de territorio y turismo con los gobiernos anteriores y es miembro activo del Partido Socialista -, por lo que tiene conocimiento de primera mano de la incapacidad para lidiar con el deterioro de los tesoros culturales del país.
El patrimonio cultural de Albania incluye reliquias de ilirios, griegos, romanos y de los imperios bizantino y otomano. A través de los siglos, el país ha sido un crisol de culturas, una confluencia de Oriente y Occidente.
Este patrimonio cultural se está desmoronando, ya sea por el deterioro natural o por la construcción. Como observador externo, se debe tener cuidado de no juzgar a los albaneses. Teniendo en cuenta la pobreza, tiene todo el sentido que la gente de lugares como Gjirokastër prefiera poner techos nuevos y baratos de metal en sus casas a restaurar los tejados de pizarra, utilizando para ello métodos artesanales más costosos. Éste es su país, no un museo.
Pero sobre todo, hay una falta de voluntad política de preservar el patrimonio cultural. Artan Lame sale de la oficina y vuelve con un cartel.
"¡Mira, esto! Esto es lo que quieren hacer con el castillo", dice con rabia.
El cartel muestra el Castillo de Lezhë en el noroeste de Albania. Construido por los ilirios, era el lugar donde el general Skanderbeg reunió a todas las tribus albanesas en guerra durante una asamblea en 1444, uniéndolos frente a los otomanos. Skanderbeg es ahora un héroe nacional y la asamblea de 1444 celebrada en Lezhë se considera el momento en que se sembró la semilla de un movimiento a favor de la nación albanesa.
Además de las ruinas del castillo, el cartel muestra los planes de construcción de un complejo hotelero que una empresa de inversiones del sur de Italia quiere construir. Dentro de las murallas del castillo, han diseñado un hotel con una gran pista de tenis. El proyecto ha recibido luz verde del gobierno, pero recientemente ha quedado en espera después de que las crítica de la opinión pública a raíz de una campaña montada por Artan Lame y sus colegas.
"El castillo en Lezhë es muy significativo para nosotros los albaneses. El gobierno afirma que el hotel duplicaría el turismo en la región, pero no creo que sea motivo suficiente para destruir el castillo".
Artan Lame se alegra de habérselas arreglado para detener el proyecto, al menos temporalmente, pero ha sido sólo una pequeña victoria. Saca fotos de castillos en Shkodra, Preza, Durres, Kruja, Elbasan y Bashtova -castillos que ya han sido destruidos o están en peligro de extinción.
"Al gobierno se le llena la boca con bonitas palabras acerca de cómo debemos proteger nuestro patrimonio cultural, pero al final son ellos los que otorgan los permisos para proyectos de construcción como el del castillo de Lezhë".
Han pasado casi tres años desde que Artan Lame fundó el Centro de Patrimonio Albanés. Gran parte de su trabajo desde entonces se ha dedicado a la información del público.
"Necesitamos políticos que actúen con responsabilidad. Pero si los votantes no se preocupan por su patrimonio cultural, los políticos tampoco lo harán".
La falta de interés del público por estos temas es evidente si atendemos al presupuesto del Centro de Patrimonio -prácticamente todas las donaciones provienen del exterior. La organización cuenta con una plantilla de unas diez personas.
"No somos grandes, pero podemos hacer mucho ruido", dice Lame, y me pregunta si estoy familiarizado con la película albanesa "Toke e përgjakur".
Le contesto que no, pero decido verla después de la entrevista. La película fue hecha en 1979 y se llama "Tierra sangrienta", Bloody Land en inglés. Cuenta la historia de un guerrillero solitario escondido en un edificio sitiado por las tropas italianas. El partisano se mueve de una ventana a otra para engañar a los italianos y hacerles creer que no está solo. Artan Lame dice que su organización ha aprendido mucho de este partisano.
Si le preguntas a Artan Lame, el futuro es sombrío. En la película, el guerrillero albanés se expone al final y muere. Las cosas no necesitan ir tan mal para Lame, porque está luchando en una batalla cuesta arriba y las reformas tardan en llegar. Me da un folleto editado por su organización. En él se enumeran cincuenta monumentos del patrimonio cultural -de todo, desde los puentes a las casas y castillos- destruidos sólo en los últimos años.
Os dejamos con un video de Naciones Unidas sobre el potencial del patrimonio cultural albanés.