El 27 de abril, los dirigentes del Estado esloveno en pleno, desde el Presidente de la República al nuevo primer ministro, estaban en la primera fila en el conciertazo de cuatro horas en conmemoración del Día de la resistencia. Junto a la Eslovenia oficial más de 10.000 personas para cantar himnos socialistas

Si Tito hubiera vuelto por un momento a la vida y lo hubieran llevado la noche del sábado al pabellón de deportes en Ljubljana se habría alegrado de verdad. Habría pensado que el socialismo se había mantenido incluso tras su muerte y que los "valores" y los "logros" de su revolución siguen siendo cuidadosamente cultivados por el pueblo y los políticos.

Más de 10.000 personas abarrotaron las gradas durante las cuatro horas de concierto, lleno de las canciones de la resistencia, y en el que no se evitaron las referencias explícitas a la revolución comunista e incluso a Tito. El programa incluso incluía uno de los himnos oficiales del régimen anterior: Računajte na nas - Cuente con nosotros, de Đorđe Balašević, una canción que refuerza el ardor revolucionario y alentaba a la generación más joven de la entonces Yugoslavia socialista. Hoy en día, incluso el conocido cantante serbio parece demasiado orgulloso de aquel éxito suyo.

En primera fila, la jefatura del Estado: el presidente de la República, Borut Pahor, la jefa de gobierno, Alenka Bratušek, el presidente de la Corte Constitucional, Ernest Petrič y otros miembros destacados de la vida política eslovena. Finalmente, todos en pie entonaron la Internacional, en un resplandor de estrellas rojas, gorras partisanas y camisetas con la efigie de Tito.

Eslovenia redescubre la resistencia

Ésta fue la culminación del paradójico Día de la Resistencia celebrado en Eslovenia sin una ceremonia oficial. En ausencia de la habitual y aburrida declaración de estado, la clase política ha instado a asistir al concierto del coro partisano "Pinko Tomažič" de Trieste y un numeroso elenco de estrellas de la escena musical nacional.

El coro de Trieste celebró, además, con un espectáculo que parecía sacado de los años setenta, sus 40 años de actividad. En los últimos meses, han hecho ya algunos conciertos en Ljubljana, donde consiguieron colgar el cartel de no hay billetes. A partir de ahí nació la idea de rehacer el espectáculo en el recién inaugurado pabellón de los deportes en Stožice con motivo del Día de la Resistencia.

En la época de Boris Kobal, un conocido comediante esloveno de Trieste, quiso agradecer explícitamente a lo que definió como patrocinador oficial del evento, el entonces primer ministro Janez Janša: "Mientras esté en el poder tenemos el éxito asegurado con iniciativas similares".

Hay que decir que llenar el pabellón de deportes en Ljubljana, siendo las entradas de pago, no es sencillo a menos que sea para ver a alguna estrella de rock de fama internacional. En los últimos meses de protestas callejeras en Eslovenia, sin embargo, se ha producido un verdadero redescubrimiento de la música de la resistencia. El coro de las mujeres del Kombinat, que también subió al escenario el sábado ha estado incluso varias semanas en lo más alto de las listas de álbumes más vendidos en Eslovenia. Sus canciones se han convertido en la banda sonora de las protestas.

Al marcharse Janša, terminan las protestas

El concierto del coro de Trieste, por lo tanto, podría, de alguna manera, ser el epílogo de la llamada V insurrección popular eslovena. El 27 de abril se había programado un evento en Ljubljana y fue seguido por una serie de protestas que se iniciaron en Maribor, y luego sacaron a la calle, en febrero pasado, hasta 20.000 personas. Esta vez, sin embargo, la participación popular no fue significativa. Los organizadores tuvieron que admitir que, a pesar de sí mismos, el papel de catalizador para la protesta, que consiguió Janez Janša.

El ex primer ministro, que goza de la confianza incondicional de sus seguidores, es considerado por la mayor parte del centroizquierda como un malvado príncipe de las tinieblas. Fuera de escena parece que las razones para la protesta han fracasado, incluso aunque el nuevo gobierno Bratušek no parezca dispuesto a cambiar sustancialmente con la política de austeridad del gobierno anterior.

Los políticos del centroizquierda no parecen tener mucho margen de maniobra, teniendo en cuenta lo que está sucediendo en los mercados internacionales y la especulación financiera que ha afectado a Eslovenia. Sin embargo, se han dado cuenta de que si no pueden modificar las disposiciones de la huella neoliberal, impuesta por Bruselas, por lo menos pueden cantar las canciones añoradas por sus electores.

¿El primer ministro canta "Bandiera Rossa"?

El presidente Borut Pahor, la mañana del 27 de abril, no dejó de invitar al coro de partisanos de Trieste a su palacio, para otorgar a los cantantes un trato exclusivo. Al final de la ceremonia, el coro ha participado en la protesta, donde cantó entre los aplausos de los presentes algunas canciones, y luego convocó a los manifestantes al l concierto programado para esa noche en el pabellón de deportes.

Allí la clase política de centro-izquierda eslovena se había reservado la primera fila, porque nadie parecía querer perdérselo. Se dispensaron amplias sonrisas y aplaudieron incluso cuando algún artista les dedicó algunas pullas, o cuando el cantante terminó su canción agitando la bandera con el puño cerrado de la llamada revuelta popular. No se desencajaron ni siquiera cuando fuera de programa un falso obispo hizo una poco elegante bendición, que, sin ningún tipo de control, después de haberse sentardo entre el público emperifollado, no tuvo problema ninguno para llegar al escenario.

Desde las pantallas del palacio de deportes también se pudo ver a la primera ministra, Alenka Bratušek, con un elegante vestido rojo que parecía canturrear “Bandiera rossa”. Ella, junto con otros altos cargos del Estado, no se perdió ni un solo momento del concierto.

Para su gobierno son días difíciles. El gobierno está luchando con el Programa Nacional de Reformas, que ha incorporado las sugerencias de los mercados internacionales y de la UE. Queda por completar y entregar en Bruselas el 9 de mayo, el programa de estabilidad que prevé un plan concreto de acción a tomar para frenar la crisis, donde no pueden faltar los tan manidos recortes en el gasto público.

Fuente: Osservatorio Balcani e Caucaso. (© Todos los derechos reservados, traducido del original italiano).

Enlaces de interés:

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