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  Actualidad   Bulgaria 17/05/2013

Bulgaria, incertidumbre tras las elecciones

Autor: Francesco Martino

Las elecciones del pasado 12 de mayo dibujan en Bulgaria un escenario incierto: el GERB, partido del ex presidente Boyko Borisov conserva la mayoría relativa, pero está aislado, los socialistas quieren un "gobierno de programa" que, sin embargo, se augura frágil. Entretanto, las fuerzas surgidas de las protestas en la calle en los últimos meses quedan fuera del parlamento. El análisis de nuestro corresponsal

Con el recuento de los votos ahora (casi) terminado, la situación política en Bulgaria que se infiere de los resultados de las elecciones anticipadas parece un puzzle nuevo y complejo, quizá destinado a quedar irresoluto.

GERB, una victoria poco convincente

Por primera vez en la historia reciente del país, un partido, el movimiento Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), formación de centro-derecha liderada por el carismático Boyko Borisov, es capaz de confirmar una mayoría relativa, después de haber gobernado durante el mandato anterior.

El Gobierno de Borisov dimitió antes de que expirar su mandato a causa de las mayores protestas de la última década, provocada por la indignación popular contra la pobreza, el desempleo y la corrupción endémicas. Si a esto añadimos el escándalo de las escuchas telefónicas ilegales, que durante la campaña electoral involucró "al motor del partido", el ex ministro del Interior, Tzvetan Tzvetanov, el 30.7% conseguido por el GERB es realmente positivo.

Sin embargo, Boyko Borisov tiene poco que celebrar. La victoria electoral se ha logrado al precio de un aislamiento político casi completo. Una soledad acentuada por el hecho de que, además del GERB, en el futuro parlamento de Sofía habrá representantes solamente de otros tres partidos, el partido socialista (en segundo puesto con el 27%), el Movimento de los Derechos y las Libertades, que representa a la minoría turca (10%) y el partido ultra-nacionalista Ataka (7,3%). Todas ellas formaciones que, la víspera, han descartado de manera categórica la posibilidad de una alianza con el ex primer ministro Borisov.

GERB ha manifestado ya su voluntad de regresar al gobierno y recibirá en las próximas semanas el mandato para crear el nuevo ejecutivo. La posibilidad de repetir la estrategia ganadora del último mandato, con un ejecutivo en minoría con apoyos fuerzas externos, y algún diputado independiente, parece esta vez excluida.

El BSP pide "un programa de gobierno"

Derrotado pues por los números, el Partido Socialista (BSP), podría convertirse en la piedra angular de una nueva fórmula política. En una conferencia de prensa reciente (Borisov se mantuvo en un revelador silencio), el líder BSP Sergey Stanishev, después de haber reclamado el éxito de haber puesto fin "al régimen del GERB" instó a las otras fuerzas políticas a una alianza programática, para liderar Bulgaria en los próximos años.

El primer destinatario de este llamamiento es el Movimiento de Derechos y Libertades (DPS), que ya ha gobernado, junto con los socialistas en el período 2005-2009. Cualquier alianza BSP-DPS gozaría, sin embargo, de una mayoría muy estrecha en el parlamento. Según algunos analistas, Stanishev podría intentar involucrar al Ataka: una operación que consolidaría una posible mayoría, pero que podría tener un impacto negativo en las relaciones de Bulgaria con la UE, dado el perfil extremista y políticamente indigerible del partido ultra-nacionalista.

Por ahora, el camino del "programa de gobierno", dirigido por los socialistas, que ya han anunciado como candidato al ex ministro de Finanzas Plamen Oresharski parece el único con alguna posibilidad de éxito. De no ser así, será inevitable una nueva convocatoria anticipada a las urnas.

La protesta no entra en el parlamento

La fuerte fragmentación política que siguió a las protestas en febrero pasado ha significado que muchos partidos, tanto tradicionales como alternativos, no hayan logrado superar la barrera del 4%. Entre las víctimas más conocidas de estas elecciones están la derecha democrática, que no estará representada en el Parlamento por primera vez desde el comienzo de la transición, y también el partido de inspiración liberal creado por la antigua Comisaria Europea para la protección del consumidor, Meglena Kuneva que ha dimitido.

No han conseguido tampoco entrar en el parlamento numerosas siglas y organizaciones políticas surgidas en las calles en los últimos meses. La composición de la próxima legislatura, que no incluirá a los representantes de esta renovación política surgida en los últimos meses en la sociedad búlgara, probablemente quede expuesta no sólo a la fragilidad de las alianzas políticas dentro del sistema, sino también a la ira de los que consideran el actual sistema político como irremediablemente corrupto e incapaz de responder a los problemas reales del país.

Una primera prueba ya llegó, cuando varios cientos de manifestantes se reunieron frente al Palacio Nacional de la Cultura, donde los partidos tradicionales búlgaros se reúnen para comentar los resultados de las elecciones, para pedir (a la luz de las antorchas ) la anulación de las elecciones. Petición ligada sobre todo al descubrimiento de 350.000 votos ilegales, que según el fiscal, podrían haber sido utilizados para manipular el resultado de la votación. Para confirmar una situación de confianza profundamente dañada entre las partes y electorado, los datos de afluencia, quedaron en un escaso 53%.

No es país para "vírgenes morales"

Cuando se mitiguen los enconos de la campaña, el sistema político búlgaro tendrá que tratar rápidamente asuntos de difícil solución. Dentro de un mes, el presidente convocará la primera sesión del nuevo parlamento y dejará en manos de los líderes políticos la tarea de encontrar una solución al rompecabezas surgido en la votación.

La solución es aún más compleja, por el estado de crisis endémica en la Unión Europea. La UE ya no es el ente seguro al que Bulgaria se aferró en 2007 para garantizar la estabilidad interna e internacional y al mismo tiempo el catalizador capaz de arrinconar la corrupción y el crimen organizado y de lograr la modernización del Estado.

En los últimos años, los momentos de incomprensión entre Sofía y las principales capitales europeas se han multiplicado, basta pensar en la no entrada de Bulgaria en el espacio Schengen, o la fuerte polémica sobre las comunidades romaníes búlgaras presentes en Francia o Inglaterra. La UE para Bulgaria sigue siendo un camino sin alternativa, pero la Unión perdió gran parte de la función de soporte moral en el que apoyarse en los momentos de angustia.

Bulgaria se ha dado cuenta de que para cambiar las cosas, tiene que confiar sobre todo en su liderazgo político. Paradójicamente, sin embargo, en el próximo parlamento las fuerzas cuestionadas por cientos de miles de manifestantes debido a la difícil situación socio-económica serán aún más dominantes.

"Están representadas sólo las fuerzas que ya han gobernado en Bulgaria", dijo el actual presidente interino Marin Raykov. Que ha destacado "entre ellos no hay nadie que pueda considerarse vírgen en el aspecto moral". Serán estas "caras conocidas" las encargadas de lo que promete ser un período sensible y lleno de riesgos.

Fuente: Osservatorio Balcani e Caucaso. (© Todos los derechos reservados, traducido del original italiano).

Enlaces de interés:

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