Hace algunos años conocí en Bašcaršija, el viejo bazar otomano de Sarajevo, un chaval gitano. Un amigo me dijo que fue muy feliz de poder invitarle a una pequeña ración de cevapcici. El chiquillo debía comer delante de él, porque sabía que sino se lo quitarían, para conseguir comida para su familia. Una tarde mientras paseaba sola me encontré con él y también le invité a cevapcici.
Aún me acuerdo de su sonrisa y el brillo de sus ojillos marrones. Como estaba muy entretenida no me quedé con él. Un poco más tarde, desapareció y quedó en el olvido.
Me acordé de él leyendo una entrada de Facebook. El policía Sanjin Rasidovic de Gorazde conoció a una gitanilla. Para él, es una niña como otra cualquiera, sin que importe su origen. Con sus amigos empezó a cuidar de ella. Pero sabe que tendrá una vida dura, sobre todo por lo que los demás contribuimos a mantener este statu quo. Él escribió la siguiente entrada, que a mí y a miles de lectores nos ha impactado profundamente:
Pequeña Anika ..
Hace poco, apareció en la ciudad la gitanilla Anika con la que comencé una amistad. A menudo hablábamos y ella es el motivo por el que pienso en ella y en los niños y nietos de mis amigos. Cada mañana ella es feliz, a veces tiene sueño, pero siempre va descalza y sin peinar, excepto cuando se acerca a las mesas a pedir limosna. .
Hace unos días, mi amiga me enseñó una pulsera de plástico muy simpática. Unos días más tarde, me enseñó una nueva con un cochecito. Eso les hace feliz.
Anika tiene cinco o seis años, pero no lo sabe con exactitud. No tiene partida de nacimiento, pero sí unos cuantos hermanos y hermanas. No tuvo elección, se encontró con esta desgracia de tener que corretear descalza alrededor de las mesas. No va a la escuela y puede decir que tu hogar es una caja de cartón -sin electricidad, agua, tv o un ordenador-. No le importa si sus padres le ponen saldo al móvil, ya que no tiene. Podrá considerarse afortunada si no muere de hambre.
De acuerdo con nuestro saludo diario en lengua gitana, "Sohi, Soccere" (¡Hola!, ¿cómo estás?) habla con nosotros como un adulto. A veces se enfada cuando preguntamos a Nino, o Jasenko, le digo que se lave la cara o les limpiamos los dedos sucios con pañuelos. Pero lo soportan todo con paciencia esperando que les echen un cable o algo para comer.
No está calculado. Si come algo, entonces viene y me pregunta si tengo hambre y me ofrece medio sandwich. Cuando voy a cenar con ella, me dice que no sabe usar cuchillo ni tenedor. Si tiene sed se contenta con un vaso de agua, incluso si a veces se nos acerca orgullosa con una botella de zumo.
Anika, o quien sea, no sabe leer, no sabe jugar a los videojuegos. No tiene padres que la lleven al colegio, no sabe lo que significa que no funcione la wifi, no actuará en ninguna obra de teatro con sus padres, parientes y vecinos que la miren orgullosos con su nuevo vestido... Nadie le enseñrá a leer ni escribir, no tiene hogar ni vestido. Por ahora no tiene nada...
Hoy mi amiga y yo nos hemos encontrado y me ha dicho que le alegra queseamos amigos... Fuimos a una tienda de ropa y ella miraba con orgullo unos pantalones y un vestido. Se limpió la cara con un paño húmedo y me pareció una niña de verdad. Más tarde me la encontré y me dijo que había visto unas manoletinas que le gustaban mucho. Se las compramos con unos calcetines del mismo color. Me dijo feliz, como cualquiera que se sintiera tan elegante y orgullosa, que daría un paseo conmigo. Cuando después nos sentamos en un café con una persona muy querida para mí, se acercó y se limpió la cara con un pañuelo húmedo orgullosa -como ya había aprendido- y me enseñó sus manitas con las uñas pintadas...
Sin duda, muchos podemos aprender de ella. Tiene una sonrisa de verdad y es feliz como se ve. No usa máscaras como la mayoría de la gente, no tiene envidia, sólo lucha por sobrevivir...
Crecerá en las calles -descalza- está preparada para lucha por la vida, porque no tiene la suerte suficiente de tener unos padres que vivan una vida normal... vivirá con la gente de la calle, que de portan a veces de forma ruda, otras de manera agradable con ella. Pero a ella no le preocupa que te preocupen tus "problemas", que tengas que ir todos los días a tu bien-pagado trabajo, que tengas que apañártelas para ir a la peluquería o al esteticista, que no hayas pagado tu crédito a tiempo, que tú te tomas por cosas de importancia.
Ella es solamente una niña que lucha por pensar. Ningún estilista al que la haya llevado se ha comprometido a cuidar de su pelo. Y lamento decir que Anika y todos estos niños que están en esa edad tan hermosa de hacerse millones de preguntas a las que nadie quiere responder... Todos los apartarán, pero continuarán orbitando las mesas y las calles para sobrevivir.
Mi "amiga" Anika es una verdadera heroína, ojalá que consiga una verdadera familia y logre sus propios sueños...
Le deseo mucha felicidad y que pueda acompañarla en esa felicidad.
Desde que leí las reflexiones de Sanjin Rasidovic sobre los niños gitanos, no puedo más que sentirme avergonzada por no haberle preguntado nunca al muchacho gitano de Bašcaršija en Sarajevo nada más que su nombre...