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  Actualidad   Eslovenia 30/07/2013

Los “borrados” de la ex Yugoslavia

Autor: Yougosonic

Este es un hecho relativamente desconocido para el gran público: cuando se produjo la independencia de Eslovenia, miles de ciudadanos que vivían en el país (entre 8000 y 26.000, según diversos estudios y fuentes), muchos de ellos desde hacía décadas, fueron "izbrisani" , es decir, "borrados" de los registros oficiales y por lo tanto, privados de sus derechos civiles. Se convirtieron en indocumentados o apátridas. Su error: ser de origen serbio, croata, bosnio, macedonio, montenegrino, etc. en un nuevo Estado donde la antigua patria unida y su divisa de "fraternidad y unidad" habían dejado de tener sentido. La cuestión de los "borrados", menos espectacular que la limpieza étnica orquestada a golpe de Kalashnikov, violaciones y torturas, generó también sufrimiento y dramas humanos.

Después de un proceso legal largo y tortuoso, que pasó entre otros, por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, una parte de esos "borrados" pudo hacer oír su voz. Aquellos que quisieran una reparación disponían hasta el 24 de julio para presentar una solicitud ante el Estado esloveno. Si llegaban demasiado tarde, las solicitudes se "clasificarían" y la prescripción administrativa haría que poco a poco fueran olvidadas.

Los "borrados" de Eslovenia no son los únicos "borrados" literalmente por las guerras yugoslavas. Incluso hoy en día, muchos ciudadanos de la antigua federación tienen grandes dificultades para justificar ciertos derechos o incluso su identidad, ya que los registros civiles se quemaron, fueron destruidos o se perdieron. Esto no es una novedad, pues durante la Segunda Guerra Mundial ya se hizo algo similar en tierras yugoslavas. La palabra "yugoslavo" en sí también tiende a desaparecer, regresando a la historia y sus papeleras, y debe su supervivencia al infame prefijo "ex" al que ahora se vincula para disimular una ablación que se sobreentiende. "Yugoslavo" correspondió en otra época, sin embargo, a una de las casillas en las que cualquiera podía considerarse como tal: era una opción más bien minoritaria (el 5,4% en 1981), lo cual no quiere decir que todos los que se declararon serbios o eslovenos lo fueran exclusivamente. Hoy, declararse "yugoslavo" es precisamente un posicionamiento que sirve para combatir eficazmente esa condición de “borrado”.

Bosanski Brod para los bosnios + Srpski Brod Brod para los serbios = simplemente Brod

A esta larga lista se podría añadir el “borrado” de nombres de lugares, como Bosanski Brod (que significa "vado bosnio") que durante la guerra se convirtió en Srpski Brod ("vado serbio"), y que tras la falsa neutralidad post-Dayton ha quedado sólo en "Brod" ("Vado"). Se podría constatar además el borrado del cirílico o bien de su forma latínica.

Restos de una placa conmemorativa de la batalla en la que los partisanos vapulearon a los ocupantes

También podríamos referirnos a los nombres de partisanos y víctimas del fascismo que se “borran” en los monumentos abandonados, o a la evocación de los "pueblos constitutivos del Estado" en Bosnia y Herzegovina (serbios, croatas, bosnios) y "otros" judíos, gitanos, y los cada vez más numerosos que se declaran "sin pertenencia étnica" ciudadanos de segunda, susceptibles de ser borrados de la vida política y social de sus países...

Pero dejemos correr estas variantes, cuyo principio simbólico todos habrán entendido, y que podría continuar indefinidamente, con desaparecidos que nunca regresaron, historias de amnesia oficial reescritas con otras palabras, borradas del vocabulario de una lengua serbocroata, también borrada...

El "borrado" de la industria y de cientos de puestos de trabajo. La voladura de la fábrica "Jugoplastika" en Split, con la privatización como trasfondo.

Como una especie de extraño retroceso, el asunto de los "borrados" de Eslovenia, que oficialmente deberá concluir pronto, produce un eco perturbador en el JMBG, el número de identificación civil, que sacó, contra todo pronóstico, a miles de bosnios a la calle. Como si de algún modo se hubiera entrado en un círculo vicioso y que, aunque las armas hayan callado, continúan haciendo que las personas desaparezcan, no eliminándolas físicamente, sino privándolas de existencia legal.

Protesta contra la incuria de las políticas en Sarajevo con trasfondo del bloqueo del número de identificación civil: "Para vosotros (los políticos), no somos ni siquiera un número"

Más de 20 años después del conflicto, mientras que oficialmente los estados han resuelto la cuestión de la identidad nacional, el mismo fascismo burocrático de ayer sigue resultando útil hoy: desde el momento de su creación, continúa negando el derecho del individuo a ser otro ciudadano antes de ser esloveno, bosniaco o serbio.

El gobierno esloveno actual ha presupuestado un total de 76 millones de euros para indemnizar a las víctimas de esa la limpieza étnica "suave", invisible y poco conocida. Una suma insuficiente según las asociaciones de "borrados" y excesiva para un segmento de la población que, todavía hoy, sólo mira con desprecio a los "čefurji" (pronúnciese "chefuryi"), un término peyorativo de origen turco que solía designar a los judíos (¿les dece esto algo?), con el cual se designa a la "escoria del sur" (serbios, croatas, bosniacos...) que vive marginada en los barrios dormitorio "titistas" de las ciudades eslovenas, “borrada” del centro de las hermosas ciudades barrocas renovadas; una población marginada a la que atribuyen todos los males: delincuencia, mafia, desorden, primitivismo, corrupción, resistencia a la integración...

(2) Del turco "Cifut", proveniente del turco "Cühut" que significa "judío" ... ¡Hmm! ¡Todo un programa!

Fužine, a las afueras de Ljubljana, el encanto mineral de las ciudades yugoslavas. El poblamiento “étnico” también es de la época

Los "čefurji", más allá de los clichés, están muy involucrados en la vida económica, social, deportiva, cultural e incluso política del país: el alcalde de Ljubljana, Zoran Janković, es de origen serbio... algo que no dejaron de recordarle algunos de sus detractores cuando fue acusado de favoritismo y corrupción (el cliché de la "Serbia intrigante"). No estoy defendiendo a Janković, que no es en absoluto inocente ni inmaculado, pero otros cargos electos "100% eslovenos" también han hecho sus apaños en la trastienda. Incluso fue esa una de las razones de la “movida” del último invierno en Eslovenia.

El odio a los "čefurji" no es de ayer, sino que viene de los tiempos de la "fraternidad y unidad" yugoslavas, un racismo latente que siempre ha existido en la sociedad eslovena. En otros tiempos, la contracultura, muy potente en Eslovenia, se cebó en los prejuicios contra sus compatriotas "sureños"; muestra de ello fue el grupo punk Kuzle" (“perras”, en el sentido de “putas") con la canción (de título claramente musulmán) "Vahid Vahid", cuya letra en inglés se puede encontrar aquí.

Kuzle - "Vahid Vahid"

"¡Tu vida se ha jodido si naciste gitana!"

Otra canción de Kuzle muy centrada sobre cierto sector de la sociedad aún más despreciado.

Por supuesto, no todo era blanco o negro y en Eslovenia, durante el el período de "fraternidad y unidad”, muchos de los que llegaron de otras repúblicas yugoslavas consideraron el aprendizaje del esloveno como una pérdida de tiempo, partiendo del principio de que "todo el mundo entiende el serbocroata" –de hecho, la lengua vehicular de la Federación– y que por tanto se podía utilizar esa lengua en todas partes, fuera en la panadería como en las administraciones. Una actitud, por supuesto, poco apreciada, sobre todo porque los eslovenos sufrieron en parte, como otras culturas "minoritarias" dentro de un conjunto más amplio, una mezcla inconsciente de complejo de inferioridad y temor de ser asimilados a la cultura dominante. Y al igual que en otras regiones europeas con problemas similares (Flandes, el norte de Italia), la "afrenta" quedó en parte disimulada por los buenos resultados económicos de aquella región "desarrollada" de Yugoslavia, lo que al final acabó generando un complejo de superioridad que se traducía en algo así como “¿por qué debemos adaptarnos a esos vagos del sur y pagar por ellos?". Los defensores de este discurso olvidaban que los "vagos del sur" habían contribuido a su riqueza...

Este racismo acabaría manifestándose claramente poco antes de la independencia, cuando las diferencias culturales y sociales entre una Eslovenia "trabajadora y buena administradora" y un "Sur desordenado y perezoso" eran invocadas como pretexto para la separación. La numerosa presencia en Eslovenia de altos cargos del partido comunista yugoslavo u oficiales del Ejército Federal, en su mayoría serbios, alojados en confortables apartamentos, alimentaron aún más los celos y ayudaron a crear la sensación de ser un territorio "ocupado". La independencia, ganada en una "extraña guerra", prácticamente indolora si se compara con lo que iba a seguir ocurriendo, no era la solución de todo. Y en aquel joven Estado, bien visto en Bruselas, una escoria de voluntarios fascistas se las tuvo, no sin satisfacción, con serbios y bosniacos, como explicó muy bien Tomaž Lavrič en su cómic Nuevos tiempos, donde ofrece un retrato mordaz del joven Estado.

Enfrentamiento entre un militar serbio jubilado y su joven vecino, "esloveno de pura cepa" convirtido en skinhead, en Nuevos tiempos de Tomaž Lavrič.
"¿Has visto lo que han escrito? ¡Asqueroso ocupante serbotchetnik! ¡Qué mierda de ocupante! Siempre he estado a favor de la fraternidad y la unidad", dice el jubilado en la tercera viñeta, aludiendo a las inscripciones en la pared de su apartamento de una ciudad dormitorio de Ljubljana.
El jubilado acaba siendo agredido por un grupo del que forma parte su vecino...

La situación ha ido cambiando en términos lingüísticos, aunque los "čefurji" hablan a menudo una especie de "jerga" en la que mezclan esloveno y serbocroata. La escuela y la nueva situación "nacional" han conseguido que el esloveno se haya difundido entre las nuevas generaciones, aunque no haya resuelto algunos de sus problemas de identidad ni haya acabado con los prejuicios de que son víctimas.

Hoy en día, los "čefurji", mezcla de los que lograron no ser “borrados” administrativamente y de los nuevos inmigrantes ex yugoslavos en busca de unas condiciones de vida mejores, tratan de encontrar su lugar en una sociedad eslovena oficialmente "europea y tolerante ", pero que en realidad los sigue rechazando. "Čefurji Raus!" es uno de los grafiti de moda en Eslovenia. Pero hay también un libro escrito por Goran Vojnović, un esloveno de origen serbio, que aborda el desarraigo de esa población, especialmente de los más jóvenes, muchos de los cuales han nacido en Eslovenia; pero sus razones no logran abrirse camino, ya que él también es un extranjero tanto en este país como "en su villorrio", ya sea en Bosnia-Herzegovina o en Serbia. Un síndrome bien conocido.

Cobertura de la edición eslovena del libro

Pero también un libro escrito por Goran Vojnović, un esloveno de origen serbio que aborda el desarraigo de la población, especialmente los más jóvenes, a menudo nacidos en Eslovenia, aunque se equivoca, porque es un extranjero en este país tanto como "en casa", sea Bosnia-Herzegovina o Serbia. Un síndrome conocido.

Al libro siguió una película del mismo autor (ver el tráiler), así como un espectáculo de cabaret satírico interpretado por Aleksandar Rajaković, un esloveno de nombre muy serbocroata, inmortalizado por el fotógrafo esloveno Borut Peterlin (foto aquí abajo) que, voluntariamente, lo ha "retratado como un nazi vestido con la indumentaria tradicional eslovena", al lado del famoso grafiti.

Aleksandar Rajaković disfrazado de "buen esloveno" cazador de "metecos" del sur.

Foto de Borut Peterlin (c) Todos los derechos reservados publicada con el permiso del autor a quien lo agradezco muy sinceramente.

El rap también plantea el tabú del racismo, tabú roto sólo por ciertas intervenciones protagonizadas por algunos elementos de cabeza rapada y brazo en alto. Un dúo muy escuchado, "Murat i José" abordó el tema del racismo contra los "čefurji" en una canción que invita a los eslovenos "de pura cepa" a manifestar cierta empatía con aquellos que llegaron desde ese "sur" tan denostado para mejorar sus condiciones de vida, como hicieron en el pasado muchos eslovenos que emigraron a la Argentina (donde vive la mayor comunidad eslovena en el extranjero). El dúo saluda también a sus "hermanos ex yugoslavos."

El propio Murat es de origen bosniaco (Murat es un nombre musulmán), nacido en Eslovenia, de madre eslovena, y su complicidad en esa batalla con Jose, mediante sus canciones, así como en el libro y la película de Vojnović, suponen un proceso de "acción afirmativa" en el ámbito artístico y de la gente culta a favor de esa población harta de ser denigrada. El concepto de "acción afirmativa" no es una exageración, o lo es en pequeña medida. Borut Peterlin dice en la web donde presentó su proyecto con Rajaković que "čefur" tiene un significado racista y despectivo equivalente al de "nigger" en los Estados Unidos, y encontró en su rechazo similitudes con la situación de los estadounidenses negros: la discriminación de una población que no pudo controlar completamente su destino, el racismo, la guetización, la precarización...

Foto (c) Aleš Černivec / Delo

Se puede ver la utilización de la famosa pintada en el cartel del espectáculo. Aquí, el lenguaje del marketing cultural consiste en poner un espejo ante el racismo de la sociedad, como si éste se hubiera oficializado. Es una manera de cuestionar el "marketing de odio" en el plano político.

Ya se ve que esa Eslovenia esclarecida, con los cómics de Lavrič, las imágenes de Peterlin, pasando por el folk muy balcanizado de grupos como Terrafolk acompaña a su manera este trabajo de afirmación...

Terrafolk

Más de 20 años después de que fueran “borrados” algunos habitantes de Eslovenia, la vida artística eslovena se convierte en un espacio donde se plantea esa cuestión y, al mismo tiempo, la herencia de esa política, así como la necesidad imperiosa de elegir entre una sociedad multicultural asumida o, por el contrario, un país que avanza a diferentes velocidades, con sus correspondientes guetos. No seremos precisamente nosotros, los franceses, quienes vayamos a dar lecciones sobre el asunto.

Yougosonic agradece su colaboración a Borut Peterlin, fotógrafo esloveno, cuyo trabajo merece la pena conocer: visita su sitio web y blog.

Gracias también a A Ke Be, por haberme puesto en la pista de "Cefurji Raus!"

Fuente: Artículo cedido por Yougosonic (© Todos los derechos reservados)
© de la traducción: Albert Lázaro-Tinaut
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