CASA BALCANES
  Sociopolítica   Kosovo * 06/08/2013

Kosovares en tierra extraña: la emigración en Suiza

Un país que no termina de ser un referente de estabilidad para los suyos

Desarraigarse e iniciar una nueva vida en la comunidad que te acoge o seguir firmemente vinculado a tus raíces, alimentando el nacionalismo en la distancia con la esperanza de regresar alguna vez a una tierra libre. Ése parece el dilema de todo exiliado forzoso, tal vez porque es más sencillo hacer proselitismo desde la nostalgia para las causas revolucionarias que sobre el terreno, ya sucedió durante la estancia de Vladimir Ilich Oulianov en Suiza durante los años previos a la Revolución de Octubre. Los autores del estudio (Marta Cola, Bashkim Iseni y Manuel Mauri Brusa) sobre "La construcción de las identidades entre el uso de los medios y las peculiaridades de la diáspora" han analizado el papel de los medios de comunicación en los procesos de construcción de las identidades sociales y culturales y su contribución a los procesos de identificación, centrándose en la diáspora kosovar en Suiza.

En el documento los investigadores abordan cómo en las últimas tres décadas las sociedades occidentales se ha registrado un crecimiento de los movimientos transnacionales y un aumento de las conexiones entre las comunidades lo que ha conducido a una reconfiguración de la sociedad, superando ideas finiseculares como el multiculturalismo, la despolitización, la superdiversidad o el cosmopolitismo que enfrentaban las dualidades de lo global y lo local, ahora disueltas en nuevas formas de transnacionalismo como Vertovec define los nexos transfronterizos y vínculos que mantienen los inmigrantes. Una conexión favorecida por los medios de comunicación y las redes sociales, así como por la reducción de los costes de los viajes y la movilidad.

En una sociedad como la suiza, caracterizada por el multilingüismo y un crecimiento continuo de los no-ciudadanos, especialmente procedentes de la antigua Yugoslavia y Turquía los datos reflejan que en la última década más de 40.000 personas al año han obtenido la ciudadanía suiza, más del 22,4% de los residentes permanentes no eran ciudadanos suizos y un 26,4% de los residentes permanentes habían nacido fuera del país, de los que dos tercios conservan pasaporte extranjero.

El arraigo a la sociedad de acogida de acuerdo con los responsables del estudio depende en gran medida de los medios de comunicación de la sociedad receptora y el uso de éstos puede facilitar su integración, ayudar a negociar nuevas identidades o al contrario, la existencia de medios de corte étnico puede evidenciar la persistencia del elemento distintivo. Así, la comunicación juega un papel crucial en los procesos de transformación cultural creando espacios para preservar o negociar las identidades, ya que cuando la gente se desplaza la nueva sociedad puede resultar poco familiar, si bien los emigrantes pueden adaptarse a sus normas y valores en el proceso de aculturación, o transformación adaptativa de las percepciones, actitudes y conocimientos de los individuos al nuevo sistema cultural. Los autores analizan los factores de integración en función de la dieta mediática que siguen en la diáspora, de acuerdo con los indicadores propuestos por Entzinger y Biezeveld, entre los que están los elementos de integración política y legal como el status de residencia, la autopercepción del nivel de integración, la integración cultural que incluye las actitudes hacia las normas del país receptor en aspectos como la igualdad de género, la libertad religiosa o de expresión, la estructura familiar..., o los factores estrictamente socio-económicos como la situación profesional, la asistencia social o el nivel educativo.

En Suiza los kosovares seguían siendo una minoría entre los emigrantes yugoslavos hasta los ochenta, aunque los sucesos políticos y la crisis económica en los ochenta cambiaron la tendencia, provocando una segunda oleada de emigrantes hacia el país del reloj de cuco, compuesta mayoritariamente por hombres de poca preparación, trabajadores de sectores como la construcción, agricultura o industria, procedentes de las áreas rurales. La acogida fue buena, entendiendo las autoridades suizas su situación de temporalidad, al haber llegado sin sus familiar, algo que se revelaría incierto o al menos impreciso en muchos casos, con la creciente entrada de inmigrantes en los noventa, pues comienza a producirse un proceso de reunificación familiar que fue posible por el cambio de la temporalidad laboral a la concesión de permisos de residencia y por la llegada de miles de refugiados que buscaban asilo.

De acuerdo con los datos aportados por el estudio hoy un 10% de la población de Kosovo vive en Suiza, aunque el seguimiento de las cifras se complica, fundamentalmente, porque hasta la desintegración de Yugoslavia se incluían en las estadísticas suizas con otros yugoslavos (en 1970 contabilizaban un total de 24.791 inmigrantes, en 1980 aumentaron hasta 60.916 y la cifra se triplicó a los 172.777 en los 90). Ya en 2007 la Oficina Federal de Migración (FOM) indicaba que eran 155.000 los kosovares en territorio suizo, mayoritariamente de etnia albanesa y más recientemente la presidenta del Departamento Federal de Asuntos Exteriores Suizo aumentaba la cifra hasta los 170.000, registrándose que 40.000 personas de origen kosovar se naturalizaron suizos. Otros elementos que dificultan la contabilidad son que mantuvieran la nacionalidad serbia hasta 1999, los cambios en su status legal y las situaciones irregulares de otros.

Pensando más en el retorno que en el arraigo

El vínculo con la patria chica -según los investigadores- era importante, "por el apoyo a las demandas políticas en Kosovo y frente a la dominación política y militar de Belgrado", con una movilización que se expresaba a través de los clubes políticos, publicaciones, acciones de cabildeo o manifestaciones. Además, las persecuciones políticas de los nacionalistas en 1980 provocó que muchos solicitaran asilo en Suiza o Alemania. Un respiro que permitió a la élite albano.kosovar emigrante continuar peleando por el reconocimiento de la República independiente desde varias capitales europeas donde disfrutaban de libertad de expresión y podían realizar acciones de lobbismo. Un cordón umbilical nunca cortado que redujo su integración en las sociedades de acogida.

El siguiente paso se daría en los 90 con la resistencia no violenta en Kosovo dirigida por Ibrahim Rugova sustentada con las aportaciones de la diáspora mediante donaciones voluntarias (un 3% de los ingresos) y al tiempo la gestación del Ejército de Liberación kosovar surgido desde la diáspora en Suiza, alistándose incluso como voluntarios en el conflicto armado. Algo que se calcó prácticamente en otros conflictos como el de Macedonia de 2001 o el del valle del Presevo al sur de Serbia entre 2000 y 2001.

Más allá de las contribuciones al proceso independentista la diáspora kosovar ha seguido siendo una gran fuerza de arrastre del bienestar socio-económico de su país puesto que en 2009, 422 millones de euros, es decir, un 11% del PIB de Kosovo, provenía de las remesas que ayudaron también a la reconstrucción del país tras el enfrentamiento entre 1998 y 1999.

Y mientras ellos reforzaban las arcas kosovares, a finales de los 90 sus medios de comunicación llegaban a Suiza y Alemania y la radio televisión de Kosovo se difundía fuera del territorio serbio por efecto del embargo contra los albanokosovares establecido por Milosevic, permitiendo reforzar su identidad como comunidad en Suiza e influyendo en cambios en sus países de origen, fueran Kosovo o Macedonia. A finales de los 90 el proceso de reunificación familiar que ya había comenzado a finales de los 80 siguió, y los kosovares continuaban manteniendo la idea tan de la copla de Concha Piquer del regreso..., hasta finales de los 90. Es entonces cuando la tierra extraña deja de serlo. En opinión de los autores, con la mejora de la situación política tras la intervención de la OTAN, y la llegada de una segunda oleada de inmigrantes desde Kosovo, el proyecto de asentarse en Suiza a largo plazo empieza a rondar más de una cabeza. Los factores decisivos de esa transformación hay que buscarlos en la falta de perspectivas por el subdesarrollo crónico, la inestabilidad política, la ausencia de perspectivas sociales y profesionales en Kosovo que, unidas a las nuevas dinámicas de integración en el país de acogida en el sentido de una renegociación de la identidad de los inmigrantes como un punto de encuentro entre ambas comunidades, propicia la despedida del terruño al que siempre se puede volver..., por vacaciones.

La revitalización de las organizaciones en la diáspora, la fuga de cerebros o la potenciación de la inversión son otros aspectos que cabría no dejar al albur si Kosovo quiere finalmente consolidarse en el escenario internacional y sobre todo, como un referente válido para la vuelta de sus propios expatriados. De hecho los datos no son muy alentadores: En 2012 fueron 550 kosovares los que pidieron asilo en Suiza, mientras que en 2013 ya son 305 las personas que lo han hecho, según el ministro de la Diáspora, Ibrahim Makolli, quien calificó las cifras de "muy preocupantes", aunque indicó que en éstas puede haber ciudadanos de Serbia, Bulgaria o Albania, que aseguren ser ciudadanos de Kosovo sin serlo. El sociólogo de la Universidad de Pristina, Shemsi Reçica, apuntaba recientemente en una entrevista que por primera vez los kosovares salen de un país libre e independiente. Una lacra para la imagen exterior de Kosovo que no termina de resolver sus altas tasas de desempleo y muestra al mundo de nuevo a sus ciudadanos en campos de acogida, refugiados en países como Hungría como si el tiempo no hubiera cicatrizado las heridas catorce años después.

Autora: Alicia González

Os dejamos con un video de IOM sobre los retornados a Kosovo

Enlaces de interés:

Diaspora remittances sustain Kosovo families, economy

Die kosovarische Bevölkerung in der Schweiz

Diaspora as a driving force for development in Kosovo: myth or reality?

Foro político y social Estambul 27/07/2013

Entidades colaboradoras:

CUMEDIAE EaST Journal FACE THE BALKANS Oneworld Platform For SouthEast Europe
(*) Bajo la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
© Casa Balcanes